Elogio del logaritmo y elogio de la entropía

Sergio Siminovich
2 min readSep 20, 2021

Elogio del logaritmo

Este pequeño duende es la manifestación de una extraña perversión: hacer que el individuo engulla, en poco tiempo, una conquista de la especie, sin haber pasado por la necesaria masticación individual.

Con un artilugio de aparente sencillez analógica se le espeta a un niño: “2 es la potencia a la cual debo elevar el 10 para obtener 100; entonces llamo 2 al logaritmo en base 10 de 100”.

Salteemos el mareo capcioso de esta enunciación y la fuerza taumatúrgica de la palabra “obtener”, y, simplemente, preguntémonos a cuántos jóvenes les sirve el logaritmo. Acá es evidente que estamos en el Reino del Revés: son los niños, inocentes conejillos, quienes sirven, temerosos, al logaritmo.

En este párrafo puedo hablar con prácticamente total impunidad, ya que estoy seguro de que la mayoría de mis lectores ha olvidado en qué madriguera, en cuál “aguantadero” se refugia tal bandolero.

En la lucha inevitable de coordenadas (individuo/ especie) este avasallamiento prepotente del logaritmo es un buen ejemplo de sodomización intelectual. Incluso su nombre es suficientemente escurridizo, casi oficleido.

Entonces, nuestro Elogio es el deslumbramiento de quien contempla azorado un arma devastadora.

Para completar su ladina seducción, el logaritmo nos presenta una tabla pseudo esotérica, que admiramos con el servilismo de la incomprensión y la adulación de la ignorancia.

Elogio de la entropía

Julio Le Parc, Alchemie 447, 2019

Tal desmán cosmológico es instrumental: nos consuela de nuestra propia finitud. Y, paradójicamente, nos tranquiliza: pareciera existir una trayectoria, en concordancia con la línea-flecha judeo cristiana. Un “sentido”, atroz pero previsible. Una dirección, palabra que apela a nuestra peor tendencia a la obediencia.

Se trata, en este caso, de un Elogio rastrero, pero en el cual el objeto alabado no necesita del adulador, ya que lo pulverizará, como destino inevitable.

Ni siquiera encolerizándonos con la entropía, podemos evitarla, ¿qué digo?…burlarla.

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Sergio Siminovich

Sergio Siminovich es Lic. en Dirección Orquestal y Doctor en Artes. Publicó libros sobre temas musicales y dos novelas, la última es la que pueden recorrer aquí